Capitulo 2

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- Hola- dije con una inmensa sonrisa; nunca supe porque Bill siempre me ponía feliz.
- Te propuse que nos juntemos porque tengo que contarte una mala noticia- Dijo serio
- Oh no
- Eh si, se han difundido fotos tuyas, las fotos de la fiesta de disfraces ¿recuerdas? Las que tenía Tom en su computador; bueno, alguien lo jaqueó y consiguió todas las fotos.
- ¿Todas?
-Todas, igual, ya todos saben que estabas borracha, no creo que sea muy grave lo que pueda pasar...
- ¡Como que no! ¿Acaso no recuerdas todo lo que paso esa noche?
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Flash back
Estaba disfrazada de diabla con cadenas, el disfraz estaba hecho de látex negro y tachas. La fiesta de disfraces había sido organizada por la hija de Demi moore y Bruce Willis, Tallulah Willis, en su propia casa. Había muchos hijos de grandes celebridades, y también celebridades jóvenes..
 Cabe destacar que según todos yo era hermosa, aunque no me sentía así, muchos se sentían atraídos hacia mi. Entre ellos estaban patrick schwarzenegger y hayden christensen... entre otros. Obviamente ellos también me parecían muy bonitos; y ahí es donde comenzó el problema. El alcohol, las drogas y los cigarrillos corrían como sudor entre los invitados. La música reventaba los oídos  y las luces daban el clímax que se necesitaba en una fiesta. Me dejé llevar por el ritmo de la música electrónica, y para disfrutar aun mas mezclé en mi vaso de cerveza un par de pastillas coloridas, si, éxtasis  mientras sostenía mi cigarro con los labios. Con dos dedos lo retire de allí para llevarme el vaso hacia la boca y dejar pasar hasta la ultima pastilla a mi interior. Me dolía el cuerpo pero seguía bailando, era inevitable dejar de hacerlo. Todos estaban en un estado igual o peor que el mio y decían incoherencias, pero a nadie le importaba. Sentía un calor impresionante recorrer todo mi cuerpo, y salí corriendo hacia la piscina de la casa, tropezando varias veces. Cuando llegue me tire al agua tal cual estaba. estuve sumergida por unos instantes, y luego salí a la superficie, pero el fuego que sentía no se había apagado con el agua y salí como pude de la pileta para encontrarme afuera de esta con Bill y Tom. Ambos me miraban con deseo y yo no podía resistirme a ellos, en especial a Tom. Bajo los efectos de las sustancias consumidas, los agarre de los brazos y los llevé hacia los tragos, les di éxtasis a ambos, e intentando correr los lleve a la mesa que se encontraba en medio del comedor de la casa, la pista de baile. Me subí como pude y subí a Bill y Tom, los intenté desvestir a jalones, mientras los tres nos sonreíamos con picardía. Les saqué a ambos las remeras y me arrodillé, estirando una mano hacia adelante y tomando de la camisa a Patrick, quien al ver que yo lo jalaba sonrió con triunfo y yo con deseo. lo acerque y le susurre en su oído:
- Arriba de la mesa, Cariño.
Lo deje igual que a los chicos, y empecé a bailar sexy, quizá demasiado, mientras ellos me seguían el juego, queriendo cada uno apoderarse de una parte de mi. Me tocaba y gritaba, todos nos miraban como un show, y bailaban, y se reían con nosotros. Algunos siguieron nuestro ejemplo y se echaron al piso para comenzar a tocarse y besarse apasionadamente, desvestirse, excitarse. Tríos, cuartetos, orgías, homosexuales, bisexuales, había de todo, en todos lados.
Mientras yo arriba de la mesa los desvestí casi por completo a los tres, y los excité lo máximo que pude, dejando así sus miembros duros, deseándome y deje que todo pase, dando y recibiendo placer, riéndonos todos, calientes, hicimos todo, sin darnos cuenta que nos fotografiaban, y sin conciencia plena de lo que hacíamos, prácticamente el kamasutra nos había quedado chico...
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                                                             fin del flash back
- No me importa que haya estado borracha, quede peor que cualquier puta... - Dije casi entre lagrimas.
- Las vamos a recuperar, no te preocupes, ya me encargue de contratar hackers para que puedan conseguir nuevamente la información - Dijo Tom apareciendo e la playa, con su sonrisa conquistadora como siempre, y me molestó, yo estaba perdiendo la dignidad y el muy tranquilo mostrando esa sonrisa que derretía a todo ser que la viera.
- Mejor que si.- Gruñí entre dientes de mala cara, pero lo suficientemente audible como para que lo oyera.